Amigos
A lo largo de nuestra vida nos encontramos con diferentes
personas en la escuela, en el trabajo o en alguna otra actividad que realices y,
de estas interacciones, surgen las amistades. Aunque te relaciones con gran
círculo de conocidos, solo a unos cuantos son a quienes de verdad consideramos
nuestros amigos. Son estas personas con las que verdaderamente puedes ser tú mismo
sin temor de ser juzgado, expresas tus sentimientos y pensamientos, además de
pasar agradables ratos de diversión.
Algunas personas nacieron con el don para hacer amigos. Sin
embargo, a algunas otras se nos dificulta entablar relaciones porque
simplemente nuestra personalidad no nos lo permite. Hay personas que pertenecen
a grandes grupos, pero con escasas relaciones interpersonales íntimas; así como
los que tenemos menor cantidad de conocidos, pero con amistades más personales.
La mejor manera de hacer amigos es hablando cara a cara con los demás (aunque
te salgas de tu zona de confort) y seguir contactándose por mensajes, llamadas
o redes sociales.
En ocasiones, nos topamos con personas que aparentan ser
nuestros amigos; con quienes contar secretos, expresar sentimientos y salir a
divertirse… A pesar de todo, pueden ser malas influencias para nosotros. Algunos
“amigos” hablan mal a nuestras espaldas con la intención de dañarnos. O, tal
vez, nos puedan estar influenciando para hacer actividades moralmente malas, como
el consumo de sustancias ilícitas. Debemos aprender a identificar a estas
personas para alejarnos lo más pronto posible, para que no nos sigan perjudicando.
Dicen que los amigos verdaderos se encuentran con los dedos
de una sola mano. Tal vez se te dificulte tener amigos de esos que son como
hermanos. La mejor manera de pasar tus amistades simples a relaciones más
profundas es dejar a un lado las banalidades y hablar de temas serios, también
ayuda el exponernos sentimentalmente y tener mayor contacto físico.
A pesar de todo, lo más importante es hacer algunos amigos
con los que cuentes incondicionalmente, con quien puedas ser tú mismo, con
quien llorar o reír y siempre estar los unos para los otros porque esta compañía
hace nuestras vidas un poco menos miserables.
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